P.V.C. -proyecto de vida en común-

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P.V.C. -proyecto de vida en común-
Una pareja con paraguas.
Enrique De Santiago
Enrique De Santiago
Lectura estimada: 4 min.

El PVC tiene como características su alta durabilidad, resistencia a impactos, a la abrasión, a los agentes químicos y una vida útil prolongada. Su versatilidad, impermeabilidad, excelente capacidad como aislante térmico y eléctrico, junto con su ligereza para el transporte, su fácil moldeo, bajo impacto ambiental y sencillo mantenimiento, hacen que sea un material muy utilizado en toda la construcción y nos sirve de ejemplo de lo que en el presente necesitamos.

El matrimonio es la base de toda sociedad, y constituye la célula sobre la que se construye toda una comunidad, que se solidifica en el Proyecto de Vida en Común de dos personas para desarrollar el PVC de todos. El matrimonio cumple todas y cada una de las característica del material, si realmente se desarrolla de forma adecuada; es decir, con un tiempo de conocimiento mutuo, de negociación, de construcción y señalización de los límites y los modos en que se desarrollará ese PVC final.

España, cualquier nación, no dejan de ser PVC que históricamente se han ido construyendo con la voluntad, el consenso y la colaboración de todos, hasta conseguir lo que en cada momento disfrutamos: en unas ocasiones, grandezas y felicidad; y, cuando lo hacemos mal, sufrimientos y angustias que, debemos de evitar.

Cada vez que llega un dirigente o personaje que pretende cambiar el PVC, o lo hace con el consenso y la voluntad de todos, o sencillamente está cambiando las reglas del juego y dañará a unos y otros, de forma que el resultado jamás podrá ser óptimo, pues es fruto de la discrepancia e, incluso, la imposición, y no tiene las condiciones básicas del PVC de durabilidad, resistencia, etc.

Si nos hemos dado una carta que nos configura como un país de autonomías, que acercan la administración al ciudadano, hemos de ser conscientes de que, cuanto más cerca, más corrupción se producirá; es una regla constante. Por lo tanto, si asumimos que deseamos ese modelo -y así fue-, debemos de generar, desarrollar y construir modelos de lucha y eliminación de la corrupción, pues, de otro modo, destruiremos el PVC.

Si queremos cambiar el modelo a un Estado federal o incluso a un Estado unitario, lo correcto es hacerlo siguiendo los cauces establecidos en la propia Constitución, con el consenso, voluntad y fehaciente expresión de todos que democráticamente fijemos. De otro modo, haciendo las cosas como llevamos haciendo de un tiempo a esta parte, lo que estamos es generando discrepancias, disonancias y crispación que nos distancian que destruyen el PVC. Esto sólo puede suponer dos cosas: o bien nos dirigen unos memos solemnes, que no tienen media neurona y que, con tal de vender una moto o mantenerse en el poder, están dispuestos a destruir lo que ha sido el legado recibido, o, quizás lo más graves, son unos canallas totalitario que buscan destruir e PVC para construir un nuevo modelo arbitrario o tirano, que se vende como libertario cuando lo que realmente esconde es la más cruel de las dictaduras.

La preservación del PVC no es algo propio de unos u otros, como no lo es la voluntad o la intención de romperlo; depende de lo que se hace, no de lo que se dice. No es de patriotas o de libertadores de plexiglás, sino de aquellos que entienden que la construcción de la sociedad no es propiedad de nadie: es una labor de todos, sin cambios, sin traiciones, sin ocultaciones, sino desarrolladas conjuntamente y, si hay algo que cambiar, hacerlo desde el diálogo, la explicación, el acuerdo.

Es evidente que eliminan o rompen el PVC quienes, en lugar de guardar y servir a sus conciudadanos, se dedican a establecer modelos de engaño, de mentira, de construcciones de cuentos o 'relatos' falsos; quienes, en lugar de explicar que pasó, engañan; quienes, en lugar de ayudar o revelar la verdad, se limitan a decir que existen bulos y que estamos rodeados de ponzoña, en lugar de limpiar el barro.

Reforcemos el PVC, solidifiquemos los controles, reforcemos los poderes del ciudadano, soldemos nuestros ladrillos para consolidar nuestro edificio y exijamos que los cambios y las transformaciones sean fruto del acuerdo, de la negociación, de la explicación sencilla y sincera, para alcanzar las más altas cotas que en su día ya habíamos vivido y que, sólo con los reinos de taifas, quedó claro que sólo la unión es la fuerza.

No se trata de Pepe o de Juan, sino de aquellos que somos conscientes de que el PVC fundamental en un matrimonio o una pareja es la clave de las relaciones entre todos los ciudadanos que hacemos un PVC de España, de los españoles.

No es apagón, dana, covid, sino el 'no es no', mi mujer puede hacer lo que quiera, como mi hermano, pues todo es bulo, '¿de quien depende el MF?, pues eso', del 'se puede gobernar sin el Parlamento', de no podría dormir pero me acuesto y retozo con ellos… de todo aquello que rompe el PVC, que es lo único que realmente importa si lo que realmente quiero es desarrollar España y el bien de los ciudadanos.

¿Para cuando trabajar, asumir responsabilidades, pedir perdón y actuar honradamente en lugar del 'y tú más' para dejar de mentir, generar ponzoña, engañar, robar, acudir a prostíbulos o lucrarse con el dinero de todos?

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