En este nivel de perjuicio democrático, institucional, político e incluso social, la solución no es la derecha, no es un mero cambio de color
Recuperar la confianza
En este nivel de perjuicio democrático, institucional, político e incluso social, la solución no es la derecha, no es un mero cambio de color
Es de ley comenzar deseando a todos los lectores, periodistas, maquetadores, guionistas, publicistas y… hasta al gerente y al CEO, que pudieses disfrutar una Santa Nochebuena y una muy feliz Navidad.
También es de ley, o al menos suele hacerse, iniciar con un análisis de lo sucedido durante el año que termina. Pero hacerlo realmente supone sumergirse en un piélago de mierda de tal calibre que ni con los asesinatos del PSOE y los GAL se alcanza el nivel de ponzoña soportado.
Es evidente que, con ese grado de putrefacción, el Presidente no es que quiera llegar al 2027, es que no tiene otro remedio, no puede hacer otra cosa. Su panorama político no mejoraría en absoluto; su panorama personal podría precipitarse a un vacío aún desconocido -salvo por él-. Su proyección al futuro y al exterior quedaría destruida… En definitiva, sólo serviría para iniciar una regeneración en el PSOE que permitiese su supervivencia, pero eso a él le deja al pairo.
En este nivel de perjuicio democrático, institucional, político e incluso social, la solución no es la derecha, no es un mero cambio de color, por más que ese color fuese más verde. Eso no serviría más que un nuevo cambio estético, como ya padecimos en el pasado cuando Aznar alcanzó el gobierno para regenerar, cuando Zapatero se alzó con el poder para decir la verdad; cuando Rajoy obtuvo la más amplia mayoría absoluta para revertir los daños producidos. Y todos, sin excepción, traicionaron a los 'perritos sin alma' que ahora optan por echarse en los brazos de unos extremos que hacen oposición con fuerza, pero que, según tocan pelo, se quedan calvos y se ponen pelucas.
Si los partidos quieren recuperar la confianza y el respeto de los ciudadanos, deben demostrar ab initio que desean cambiar el modo y forma de hacer política y cumplir lo prometido. Como ahora no nos fiamos de los cantos de sirena de las soflamas electorales, que según todos ellos no sirven para nada, queremos que quienes aseguren venir a acabar con la corrupción, a regenerar la democracia, a servir al ciudadano nos lo demuestren.
Si realmente PP y VOX son distintos, pero quieren cumplir esos compromisos, que ambos incluyan en su programa una batería legislativa con un plazo para su implantación, que materialicen tales compromisos y, como ya no nos fiamos, que presenten los textos legales que -gane quien gane- serán desarrollados en esas nuevas cámaras., De este modo, puedan o no gobernar juntos, alcancen o no acuerdos, esas leyes de recuperación democrática se vean cumplidas y desarrolladas.
Antes de las elecciones, los equipos de los partidos deben reunirse y redactar una ley para la transparencia, la limpieza democrática y el código ético de obligado cumplimiento de los representantes electos. En ella deberían establecerse el modo de actuar en caso de investigación, procesamiento y/o condena de un representante; los controles sobre su actuación y el obligado respaldo legal; los modos y formas de actuar de los representantes y las obligaciones de los partidos en caso de incumplimiento; el desarrollo de las responsabilidades políticas aun sin trámites judiciales, con una exigencia máxima y derivación de sanciones en caso de falsedad, engaño, o trilerismo político acreditado con el uso de normas sectoriales para incluir en las mismas legislaciones de otros aspectos.
- Una norma de reconstitución de un recurso previo de constitucionalidad, muy ágil, que permita una revisión por parte del TC de las normas en caso de sospecha y con carácter previo a su implantación legal.
- Una norma de despolitización del CGPJ, TS, y TC de forma que los miembros del CGPJ vuelvan a ser cooptados entre ellos, con un modelo de elección libre y democrático por y de entre los distintos operadores jurídicos acreditados (asociaciones judiciales y fiscales, colegios de abogados y procuradores, funcionarios de la administración de justicia), con la exigencia de determinados estándares de calidad profesional lo más objetivos posible (10 años de ejercicio, determinado grado de formación, inexistencia de quejas o sanciones), así como alcanzar un porcentaje de votos dentro de la comunidad autónoma en la que desarrollen su actividad, para finalmente realizar una segunda vuelta en la que elegir el número exigido en la Constitución.
- Una norma del TC que impida la politización de sus miembros, acredite la máxima capacitación profesional y disponga que sean elegidos entre personas que se encuentren jubilados, no hayan realizado actividad política, que acrediten una 'aristocracia democrática', o lo que es lo mismo, una valía profesional extraordinaria, de forma que sus resoluciones sean única y exclusivamente de carácter constitucional y aplicable a cualquier ciudadano, sin diferencias de interpretación. Así se eliminarían del ordenamiento jurídico las amnistías y se regularían con gran rigor los indultos, que deberían depender de las Cámaras (auténtico poder legislativo y representativo) y no del gobierno.
Tres normas más perfectamente desarrolladas:
- Sobre la prevención de riesgos ambientales, sanitarios o sociales, que permitan disponer de planes de contingencias y modelos de actuación que impidan la corrupción, el daño social, y facilite la inmediata respuesta de los medios del Estado, sin conflictos competenciales, garantizado una acción plenamente constitucional.
- Sobre la construcción de vivienda social, abaratamiento del suelo, facilitación de licencias, formación de profesionales y fácil adquisición por los más necesitados y jóvenes, con un control de la posible especulación. Una ley que elimine la ocupación ilegal, así como cualquier acción ilegal del propietario, construyendo un marco legal sencillo, comprensible y de inmediata aplicación en ambos sentidos.
- Una norma educativa y sanitaria que, con independencia del modelo político, garantice una formación de calidad, sin sesgo ideológico, que premie el esfuerzo y el trabajo y la calidad profesional. En este punto, como propuesta y no como exigencia de regeneración, podría incluirse la separación radical y rigurosa entre los sectores público y privado para impedir la corrupción.
Con estas líneas cubiertas, acordadas, desarrolladas y firmadas con la obligación de aplicarlas gane el que gane, nos garantizamos un fortalecimiento de la democracia, de la transparencia y de la política. A partir de ahí, queda un amplio campo para discutir, discrepar, e incluso luchar limpia y democráticamente sobre inmigración, la gestión de los fondos, política fiscal, modelo de competencial de las comunidades, de las políticas woke o de igualdad o ideologías de género, etc. Pero, al menos, habremos garantizado la democracia que hoy corremos el riesgo de liquidar.
De ilusión también se vive y en todo caso, a ver si los Reyes Magos son capaces de hacer algo… FELIZ, PROSPERO Y DEMOCRATICO AÑO 2026
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