Responsabilidades

Los 'perritos sin alma' queremos políticos que quieran servir y no servirse, que se dejen la piel en solucionar los problemas y no en negarlos o acusar al adverso

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Responsabilidades
La ministra de Educación, Pilar Alegría; el secretario de Organización, Santos Cerdán; el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero. | Foto: Europapress
El autor esEnrique De Santiago
Enrique De Santiago
Lectura estimada: 4 min.

Las mentiras de unos y de otros sólo enfangan el ágora, pero curiosamente la falacia no se encuentra en aquellos que denuncian su falsedad, sino en ellos mismos.

Era falso que Begoña tuviese negocios gestionados desde Moncloa y con personal de la Institución y, sea delictivo o no, resulta repugnantemente inmoral y cierto.         

Eran hombres de honor que recibían acusaciones de corrupción, pero tanto Ábalos como Cerdán tienen investigaciones muy serias y han obligado al PSOE a convertirlos en apestados.

El Fiscal General es un hombre que no debe de dimitir, pese a que cualquier subordinado sería apartado del cargo y, condenado o no, ya está procesado con borrados de móviles que resultan manifiestamente deplorables en un cargo que debe de defender la legalidad y la investigación criminal.

Existe una persecución judicial cuando cualquier Juez de Instrucción, del Tribunal Supremo o de cualquier lugar se permite el lujo de proceder a investigar al hermano, a la esposa, al Fiscal, al PSOE. Pero Garzón, condenado por corrupción judicial, es el que marca las líneas de lawfare.

Es falso que Mazón no estuviese comiendo y de farra en lugar de liderando la DANA; es falso y un bulo que Casado hiciese todo tipo de actuaciones para eliminar políticamente a Ayuso

Sólo es falso lo que dice el adversario y, en lugar de demostrar la verdad, se dedican, unos y otros a atacar al mensajero, sea este Juez, periodista o investigador; contra ellos mandan todo tipo de tuercebotas que no saben hacer la 'o' con un canuto, ni están formados, ni están informados, pero alardean y atacan como si de la dueña de la virtud se tratase.

Nos quejamos del nivel de tensión política y social en el que vivimos y que impide resolver los problemas, pues con ella lo importante es tener un problema que lanzar contra el contrario.

Hemos pasado una pandemia y seguimos sin programas de prevención de pandemias; se ha producido una DANA y seguimos sin adoptar los protocolos de limpieza de los cauces de los ríos y las obras de infraestructura que la eviten; sufrimos un apagón del que aún no se han dado explicaciones ni asumido responsabilidades, ni se han generado modelos de acción que lo eviten en el futuro. El volcán de la Palma se produjo hace 4 años y aún hay damnificados que viven en barracones sin soluciones.

En lugar de enfangar, los 'perritos sin alma' reclamamos que, en política, debiera de cursar la transparencia y si te acusan de putero, demuestres que no vas de putas; si te acusan de ladrón, demuestres que no lo eres… Sí, ya, ya sé que la presunción de inocencia debe de imperar, pero una cosa es el derecho y otra la política. Una cosa es el delito y otra la decencia. Puede no ser delito montar un 'negociete' particular en la Moncloa –ya se verá-, pero es profundamente inmoral e indecente y reprobable.

La necesidad de que la mujer del Cesar lo sea y lo parezca supone que, en lugar de decir que es un bulo que tienes 'caquita' en el pañal cuando huele, demuestra que lo tienes limpio. Esto no supone que no seas un delincuente, pero el nepotismo debe de ser erradicado de los modelos de acción política.

En los primeros años de nuestra democracia, el nepotismo era perseguido como una indecencia propia de la etapa de totalitarismo, mientras que ahora es un modelo de actuación que te permite insultar o denigrar a los que te acusan de ello.

Los 'perritos sin alma' queremos políticos que quieran servir y no servirse, que se dejen la piel en solucionar los problemas y no en negarlos o acusar al adverso de construir falsedades. Queremos personas solventes personal, profesional y políticamente que estén dispuestos a no mentir, a trabajar y a dejar el sillón; queremos honradas personas que comprenden que lo público es un servicio, una acción temporal, una propiedad de los ciudadanos y no del que detenta una posición, que tiene la obligación de no sólo rendir cuentas, sino de facilitar todas las explicaciones que le sean exigidas, por quien le sean exigidas y de la forma que le sean exigidas, que NUNCA usan, facilitan, promueven o se sirven de la violencia de ningún modo.

Es urgente que se constituya un código ético, legal y formalmente construido por medio del cual se exijan las responsabilidades políticas y que imponga un modo de actuar contra aquel que lo incumpla; ya tenemos uno penal que debe de cursar por los Tribunales dejando que estos hagan su trabajo y sin interferencias de nadie, pero que permita la exigencia de una responsabilidad política distinta de la penal, pero mucho más exigente para regenerar la política, al menos, un poquito.

 

 

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