Con la llegada del calor, muchos madrileños sienten la tentación de darse un chapuzón en plena naturaleza. Pantanos, ríos y pozas se convierten en destinos deseados para escapar del asfalto y las altas temperaturas. Sin embargo, lo que comienza como un plan refrescante puede acabar con un disgusto económico considerable: bañarse en zonas no autorizadas puede conllevar sanciones de hasta 3.000 euros.
Aunque parezca difícil de creer, no todos los entornos naturales son aptos para el baño. De hecho, en toda la Comunidad de Madrid solo existen cuatro lugares donde está permitido hacerlo de forma legal y segura. Estas zonas están controladas, evaluadas periódicamente y cumplen con los estándares de calidad del agua exigidos para garantizar la salud de los bañistas.
Los cuatro enclaves donde sí puedes zambullirte con tranquilidad son Las Presillas, en Rascafría, muy frecuentadas por familias; Los Villares, en Estremera; la conocida Playa del Alberche, en Aldea del Fresno; y dos áreas del embalse de San Juan: El Muro y Virgen de la Nueva, esta última con bandera azul por su calidad.
Más allá de estas zonas, el baño está prohibido, aunque la normativa no siempre se conoce o respeta. Uno de los puntos más conflictivos es La Pedriza, dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, donde el río Manzanares suele atraer a visitantes que ignoran las restricciones. Además del impacto medioambiental que provocan estas actividades, los riesgos para la salud y la seguridad son reales: aguas no controladas, corriente traicionera o zonas de difícil acceso para los servicios de emergencia.
Las autoridades intensifican cada verano la vigilancia en estos entornos y no dudan en imponer sanciones a quienes infringen la normativa. Las multas pueden empezar en los 300 euros y ascender hasta los 3.000, dependiendo de la gravedad de la infracción.
Si vas a buscar naturaleza este verano, lo mejor es informarse antes y optar por los lugares adecuados. No solo te evitarás una sanción, sino que contribuirás a conservar estos espacios para que todos puedan disfrutarlos de forma responsable. Y recuerda: el mejor baño no es el más escondido, sino el que cumple con todas las medidas de seguridad.