Madrid endurece la prueba de acceso a la universidad

Sin elección de preguntas y con enfoque más práctico

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Madrid endurece la prueba de acceso a la universidad
El autor esSara  Martín
Sara Martín
Lectura estimada: 2 min.

Los estudiantes madrileños que se enfrentan este año a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) lo hacen bajo un nuevo modelo que supone un giro radical en el enfoque tradicional de la conocida como "Selectividad". A partir de este curso, los exámenes contarán con un único modelo por asignatura, sin posibilidad de elegir entre diferentes opciones de preguntas, como ocurría en convocatorias anteriores. Esta medida obligará a los alumnos a estudiar todo el temario con un nivel de profundidad uniforme.

La Comunidad de Madrid adopta así una evaluación más exigente, que busca medir no solo los conocimientos teóricos, sino también la capacidad de los estudiantes para aplicarlos en contextos prácticos. En cada prueba, al menos el 20% de las preguntas estarán orientadas a evaluar competencias como el análisis, la interpretación o la resolución de problemas, alejándose del modelo puramente memorístico.

Uno de los objetivos de esta reforma es homogeneizar el nivel de dificultad y el tipo de corrección en todo el país, garantizando una evaluación más equitativa. La implantación de criterios unificados y la incorporación de un sistema de doble corrección refuerzan esta idea. En el caso de que exista una diferencia de dos puntos o más entre dos correcciones, se aplicará una tercera revisión para asegurar la imparcialidad en la nota final.

La redacción y la ortografía también tendrán un peso considerable en esta nueva etapa. En determinadas materias, como Lengua Castellana y Literatura, los errores gramaticales podrán penalizar hasta un 10% del total de la nota del examen. Esto introduce una presión añadida para los alumnos, que ya no solo deben demostrar comprensión y contenido, sino también una correcta expresión escrita.

El fin de las opciones en los exámenes es uno de los cambios que más inquietud ha generado entre los estudiantes y el profesorado. Hasta ahora, la posibilidad de elegir entre bloques de preguntas permitía a muchos centrarse en los contenidos con los que se sentían más seguros. A partir de ahora, el enfoque será global: dominar todo el programa es la única garantía de afrontar con éxito la prueba.

Desde los institutos, muchos docentes han intensificado las sesiones prácticas y los simulacros de examen para ayudar a sus alumnos a adaptarse a este nuevo formato. Por su parte, los estudiantes afrontan la recta final del curso con una sensación mixta de incertidumbre y esfuerzo redoblado, conscientes de que este año la Selectividad no dejará margen para improvisaciones.

En definitiva, Madrid plantea una Selectividad más exigente, centrada en la competencia global del alumnado y orientada a formar estudiantes con capacidad crítica, habilidades prácticas y dominio integral de los contenidos. Una apuesta que, aunque controvertida, refleja el giro hacia una educación más exigente y completa.

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