Acabar con el partido corrupto, putero, tocador de mujeres

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Acabar con el partido corrupto, putero, tocador de mujeres
El autor esEnrique De Santiago
Enrique De Santiago
Lectura estimada: 5 min.

El otro día, una muy buena amiga mía, con más sabiduría y vida que mucho salvapatrias o presuntos pijiprogres que visualizan un futuro mejor, me decía, no sin más razón que un santo, que el modelo partitocrático había colapsado y había que superarlo.

Siendo cierta la afirmación la misma choca frontalmente con la Constitución, que configura el modelo democrático como sostenido por los partidos, lo que supone o un cambio constitucional del modelo que, de hacerse conforme a la norma, requiere unos procesos, unas mayorías y unos consensos que en el presente, se observan como imposible si antes no se elimina la confrontación y tensión generada desde el "no es no" y la recreación de los bandos que se superaron en el proceso de la Transición.

Si el modelo está sincopado y no es útil, la democracia se empobrecerá paulatinamente hasta derivar en un modelo populista totalitario con simples imágenes de irrealidad, lo que, si realmente deseamos avanzar y progresar en la democracia.

Si realmente deseamos avanzar y progresar en la democracia, sin falacias o estúpidas afirmaciones de progresismo de tramposo, sino construyendo los procesos de control al poder y de recuperación de las formas de accountability, es imprescindible que todos los modelos que los políticos han impuesto a la sociedad, a las empresas a los 'perritos sin alma', comiencen a ser auto aplicados haciendo desaparecer de las leyes la exención política que se observa desde la ley de publicidad, que excluye de su aplicación a la propaganda política, pasando por los modelos de prevención que se suavizan, elimina o se permite su incumplimiento por parte de los políticos, para sencillamente, aplicarla ley en su modelo democrático perdido de la igualdad ante la ley.

Los modelos de ética corporativa y sometimiento a la Ley se reforzaron en Estados Unidos tras los grandes escándalos de corrupción corporativa, entre ellos el caso Enron, que provocó la caída de importantes empresas y firmas auditoras, y dio lugar a respuestas normativas como la Ley Sarbanes-Oxley. Como reacción a estos fraudes masivo, el legislador y los reguladores impulsaron marcos más estrictos de gobierno corporativo, control interno y transparencia, que ha sido presentados como las bases de un llamado 'capitalismo más ético' o de mayor cumplimiento.

A si aprendemos en este país y cuando empezamos a reaccionar.

NO, no se aplica igual la ley a todos, y prueba de ello es que, si eres acusado de agresión sexual, se te condena por indicios, sometidos a determinados criterios construidos jurisprudencialmente, pero si eres el Fiscal General y se aplican esos criterios, se acusa de golpismo judicial al Supremo.

No, no se aplica igual la ley cuando en el 'partido palpa mujeres' o 'putero y salva violadores' se realizan ese tipo de actuaciones: se ocultan, se excusan, se 'investigan' sin hacer nada a la par que engoladamente afirman que han actuado con contundencia; pero si eso mismo se produce en una empresa, desde el minuto primero, de forma preventiva, se pone en la calle a 20 directivos.

No, no se aplica igual la ley cuando, si en un anuncio se afirma una determina propiedad del producto y es un bulo, la empresa se ve sometida a reclamación judicial, pero, si un partido miente a sus electores o emite bulos del adverso, no pasa nada.

No, no se aplica igual la ley si, cuando cometes un delito, eres detenido inmediatamente, pero si eres político, se tardan meses, con muchos impedimentos y se afirma que eran honrados y que había que pedirles perdón.

No, no se aplica igual si los tribunales mantienen un nivel de condenas de los ciudadanos de un elevado porcentaje, pero cuando se observan las condenas de los aforados el porcentaje se ve reducido de forma drástica. (si alguien está interesado le puedo facilitar los datos empíricos)

Así podría estar mucho rato y con muchos ejemplos que demostrarían la congestión del modelo democrático español.

Este modelo precisa -y en ello debemos centrar nuestra lucha los 'perritos sin alma'- la recuperación de un poder Judicial absolutamente democrático y exento de manipulación política, elegido por y de entre los operadores jurídicos, cumpliendo la Constitución, de forma que comencemos a reconstruir los pocos controles que la Norma Fundamental estableció, e implementando una cultura del control político que construya nuevas estructuras, formales e informales, de vigilancia y sometimiento de los políticos a la vigilancia del elector de forma efectiva y eficiente.

La regeneración y reconstrucción política es una necesidad imperiosa, y aquel que se oponga única y exclusivamente mantiene un modelo totalitario de regresión, más allá del modelo dictatorial superado con la Transición, hacia el más cruel y sectario que se pretendía dar a luz tras la superación de la Segunda República por los sectores más reaccionarios de la zurda bolchevique o la diestra fascista nacionalsocialista.

Los partidos cargados de 'putillas y chaperines' deben de comprender que su sostén y futuro es la eliminación de esas magras estructuras de succionadores y ganapanes que se acercan al mismo en pos de unas migajas, para lo que hacen de 'fontaneros' corruptos si es preciso.

La sociedad debe de exigir la transparencia, limpieza, seriedad, solvencia y acreditación de servicio al bien social al político del ámbito o posición política que sea, perdiendo ese sometimiento a la 'orden cuartelera' de los dirigentes de los partidos a los que habrán de exigir su prestación desinteresada al servicio público.

Sin compartir planteamiento político con el 15-M, estuve con ellos y sostuve la necesidad de regeneración política, observando su insolvencia cuando, pese a ese apoyo, ellos me insultaron, escupieron, zarandearon y llamaron fascista.

En su estulticia y sectarismo, llevaron su penitencia, su incoherencia y se paulatino desprestigio y abandono social.

Hemos de liderar la recuperación de ese movimiento social de exigencia de regeneración, de fortalecimiento democrático y de recuperación del denostado consenso constitucional, no como una solución, pero si como un camino de reconstrucción de una única España, sin muros, sin enemigos, sin rencores y con el desarrollo de adversarios que se escuchan y que construyen juntos. Es vital que la sociedad recupere su poder, su presencia, su exigencia y lidere los cambios que deberán de producir los políticos que nacen, surgen y son parte de esa sociedad, para bien y para mal.

 

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