El exministro de Transportes ha comparecido ante el juez del Supremo para negar haber recibido mordidas o participado en adjudicaciones irregulares
Por qué hablamos de mafia cuando queremos decir garduña
Da igual cómo, de qué forma y pasando sobre quién, lo importante es mantener el poder
En estos tiempos, incluso contando con un manual y una verificación empírica, hemos hecho de la resistencia un valor, una cota a mantener y acoger, con estilos maquiavélicos y hitlerianos, conforme a los cuales la resistencia, el mantenimiento del poder es el único objetivo y fin, que debe ser conseguido y resistido frente a cualquier circunstancia y por cualquier modo y manera.
Hemos perdido no sólo la solvencia del líder, que ha pasado a un segundo plano, sino también la decencia, ética y moralidad como líneas básicas que no pueden ser fracturadas, para mantener el poder; una esposa indecentemente directora de cátedra con sólo el graduado escolar, un hermano al que se le crea una plaza ad hoc, unas elecciones dentro del partido que se amañaron, mordidas en los contratos públicos. Da igual cómo, de qué forma y pasando sobre quién, lo importante es mantener el poder. Es decir, hemos pasado de un latrocinio indecente a un modelo mafioso de actuar en favor del 'puto amo', amenazante, limitado a la defensa de que quien no dice o piensa como él es que es de Franco (muerto hace más medio siglo) o de la fachosfera, mientras él se retoza con los asesinos, puteros, ladronazos e independistas criminales. Todo un escudo de acero para cubrir al jefe de la banda.
Cada vez que se junta un grupo de personas, es seguro que alguno será corrupto, pero lo que marca la diferencia en este momento no es que existan mangutas, sino que exista un modelo corrupto al estilo de la Garduña, que fue una sociedad secreta criminal que operó en los siglos XV a XIX, en la que, como la actual política, cursaban las coberteras, putillas y chaperines, los novicios, las sirenitas, los floreros o soplones todos ellos al servicio del Hermano Mayor o Gran Maestre.
Sin mucho esfuerzo, en el momento político presente, vemos al Gran Maestre y su cohorte familiar, los floreros que conforman su pretorio, que usan de forma recurrente todo tipo de putillas que usan y colocan, los floreros; que se dedican a la fontanería, pues no valen de coberteras, pero realizan una buena labor de investigación y mancilla al enemigo; también se detectan los novicios y las sirenitas, que nutren de personas a las que eliminar por los floreadores o personal de la cloaca, que igual es policía corrupto que asesino a sueldo, como también hemos observado en la película en la que se ha convertido el PSOE.
Que con Felipe nos acercamos a la Garduña, no cabe duda, que con Aznar y Rajoy se vivió la corrupción de los rateros, tamarindos o forcatanes de mayor o menor nivel que se llevaban el dorado, pero no alcanzaban el modelo organizativo que conformó Zapatero desde fuera de España y que ha urdido, atado y desarrollado de forma evidente Sánchez, quien, además, con la resistencia maquiavélica jaleada por sus huestes, se conforma como un Gran Maestre carente de ética, virtud o si quiera decencia, con el sólo propósito de mantener el poder y desarrollar su modelo sistémico y estructurado de pavorosas y depravadas prácticas desde el poder para sostenerlo. La resistencia en si misma no es una virtud si no se somete a la decencia, la honradez, a la dignidad y a la vergüenza.
Acudir a unas elecciones sin antes haber embridado la Garduña es igual que meter la mano en la boca del tiburón y esperar no salir manco; el presentar una moción de censura que no prosperará es darle oxígeno al Gran Maestre, que saldrá reforzado de entre sus huestes con el aclamar de sus putillas, chaperines, sirenitas y corifeos. Mantener la disputa entre los de la derecha, ya sean centrados, derecha pura o derecha a la derecha, es fortalecer el modelo de la Garduña que se infiltrará y los manipulara, sosteniendo al Gran Maestre con más fuerza si cabe.
Hoy sólo cabe reactivar los modelos de control político al poder, reforzar la justicia independiente, eliminar la fiscalía dependiente del Gobierno, impedir la construcción de modelos al margen de la accountability y de la valoración y derivación de responsabilidad no sólo jurídica, sino ética y moral.
Cada vez que iniciamos un proceso de construcción de un Modelo de Prevención de Riesgos Penales o compliance, de los primeros pasos que se realizan es la generación, implementación y desarrollo de un Código Ético sobre el que se estructura todo el modelo. Pues exactamente esto es lo que hemos de comenzar por realizar; generar un código ético sólido, firme y de imposible soslayo, para, sobre ello, reconstruir la democracia de 1978 y mejorarla de forma que los niveles de control hagan posible la desaparición de la Garduña y el nacimiento de cualquier hidra, al existir un modelo de prevención exigente, sólido, firme y ejecutivo al margen del poder.
Si PP, Vox y cualquier otro partido quieren, de verdad a España, lo primero que deben de hacer es presentar un plan de regeneración y transparencia que, partiendo de un código ético con modelos firmes para su aplicación y una reconstrucción democrática imprescindible, obligue al gobierno, por exigencia social, a su cumplimiento o, sencillamente, desenmascare al Gran Maestre como lo que es: un simple psicópata con ínfulas de personaje importante, que arruina a sus 'súbditos' en su propio y único beneficio.
Todos juntos acabemos con la Garduña.
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