Cuarenta años después, Canarias ha vuelto a convertirse en el epicentro de la conmemoración del Día de las Fuerzas Armadas. Este sábado, más de 3.260 militares han desfilado por las calles de Santa Cruz de Tenerife, en un acto solemne presidido por los Reyes, ante miles de ciudadanos que siguieron con entusiasmo cada momento del evento.
No era la primera vez que el rey Felipe VI participaba en esta ceremonia en la capital tinerfeña. Ya lo hizo en 1986, cuando aún era un joven cadete de la Academia General Militar.
Desde primeras horas de la mañana, las calles comenzaron a llenarse de público en una jornada que buscó reforzar el vínculo entre la ciudadanía y sus Fuerzas Armadas, así como reconocer la labor que desempeñan tanto en territorio nacional como en misiones internacionales.
En total, participaron 3.266 efectivos pertenecientes al Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire y del Espacio, la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Guardia Real y la Guardia Civil. De ellos, un 13% eran mujeres. El recorrido, de 1.120 metros, se extendió desde la confluencia de la avenida de Penetración Sur con la avenida de la Constitución hasta la rotonda de Víctor Zurita Soler.
Este año, no participaron los caballos que tradicionalmente escoltan al Rey ni los de la agrupación montada, una decisión tomada para evitarles el estrés que conlleva el traslado desde la península.
A las 11:30 horas locales (12:30 en la península), los Reyes llegaron en coche oficial y fueron recibidos por la ministra de Defensa, Margarita Robles; el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro Esteban López Calderón; el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez.
El himno nacional, seguido de una salva de 21 cañonazos, fue coreado por aplausos y vítores a los monarcas desde las gradas y los balcones engalanados con banderas de España. Vestido con el uniforme de gala de la Armada, don Felipe pasó revista al Batallón de Honores y saludó, junto a la Reina, a las autoridades civiles y militares presentes, como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Inicialmente, el público se mantuvo a cierta distancia de las gradas en una zona acordonada. Sin embargo, una vez las autoridades se ubicaron en sus tribunas, los controles de seguridad se abrieron para permitir la cercanía del público, que acudió en masa. Aunque la asistencia fue algo menor que en ediciones anteriores debido al carácter insular del emplazamiento, el entusiasmo de los presentes se mantuvo firme durante toda la ceremonia.
El acto incluyó el izado de la bandera y un homenaje a los caídos por España. Posteriormente, los Reyes presenciaron un impresionante salto paracaidista de la patrulla acrobática del Ejército del Aire (PAPEA), desde 1.000 metros de altura. El cabo Iván García-Estrada aterrizó primero con una bandera conmemorativa del décimo aniversario de la proclamación del Rey, seguido por el cabo primero Francisco Vico, que portaba una bandera de España de 24 metros cuadrados y 15 kilos de peso. Vico, entrenador de la PAPEA con más de 12.000 lanzamientos, se retirará próximamente del servicio activo tras una destacada carrera en el paracaidismo.
El desfile aéreo arrancó con la Patrulla Águila y sus siete C-101 dibujando la bandera nacional en el cielo. Aunque participaron 45 aeronaves —diez menos de las previstas debido al bajo techo de nubes—, el espectáculo fue vibrante. Eurofighter, F-18, Harrier y los helicópteros de la Patrulla Aspa sobrevolaron la ciudad entre aplausos.
Seguidamente, comenzaron a desfilar las unidades motorizadas, lideradas por la Guardia Real e incluyendo vehículos blindados Leopard, carros de combate Pizarro y camiones todoterreno. En total, 67 vehículos y 33 motocicletas precedieron la marcha a pie.
Las unidades más aclamadas fueron, como es tradición, la UME y la Legión, esta última acompañada por su icónica mascota: Camarón, un macho cabrío de año y medio con pelaje marrón y manchas blancas.
El acto central concluyó con una nueva pasada de la Patrulla Águila, que este mes celebra su 40 aniversario, poniendo así el broche de oro a una jornada cargada de simbolismo y unidad.
Este desfile puso fin a una semana de celebraciones en Canarias, entre las que destacó una revista naval, un desfile aéreo y una exhibición dinámica celebrada el viernes en Las Palmas de Gran Canaria, también presidida por el Rey y la ministra de Defensa. Cientos de personas acudieron al paseo marítimo y a la playa de Las Alcaravaneras, donde se mostró por primera vez en un acto de este tipo el submarino S-81 'Isaac Peral'.