El reparto se basa en criterios de población ajustada, con la garantía de una quita mínima del 19 % para todas las regiones
Cucarachas pseudo humanas
La sociedad se divide en funcionarios, trabajadores, autónomos y 'cucarachas pseudo humanas'.
Según la IA, el mes en el que más gente disfruta de sus vacaciones es el mes de agosto. Se colige, sin duda, que el mes de septiembre se adjetivaría como el 'depresivo', pues, tras el disfrute de las vacaciones, es secular que en los primeros días se sufra la 'depresión postvacacional'.
A mí siempre me hubiera gustado disfrutar las vacaciones como cuando era estudiante, en el mes de julio, y así me hubiese gustado poder conciliar mi vida profesional y familiar, y que mis hijos gozasen del verano en julio, pero, por la profesión paterna, les ha sido hurtado.
Lucho a diario por los derechos de los trabajadores, para que puedan disfrutar sus vacaciones cuando más les guste, que puedan conciliar su vida personal y familiar, que puedan sostener la Regla y, en su vida, se comparta el 'ora et labora'. Pero en mi caso, en el caso de los abogados más talluditos, me hurtan 10 años de cotizaciones ingresadas en la Seguridad Social, me limitan los periodos de descanso, me obligaron a pertenecer a una Mutua de la Abogacía, y ahora me hurtan una pensión digna. Es evidente que debo de pertenecer a esa especia rara de híbrido entre el ser humano y la cucaracha repugnante que carece no sólo de derecho, sino también de respeto.
La sociedad se divide en funcionarios, trabajadores, autónomos y 'cucarachas pseudo humanas'. Los primeros disfrutan, por su elección, de la garantía de un trabajo fijo, y lo que eran antes unos emolumentos más bajos que el resto de trabajadores se han convertido en los más altos. Los trabajadores que antes morían en la misma empresa, han pasado a lucrar unos sueldos más bajos que los funcionarios y a una precariedad laboral descarada que se encubre con la fórmula de los fijos discontinuos que trabajan cuatro meses, están en paro ocho meses, pero se los considera trabajador a efectos del cómputo del paro. El autónomo, que es el sostén de la economía junto con la empresa (pues sin su desarrollo ni el funcionario ni el trabajador tendrían sentido o podrían obtener su salario), ha ido adquiriendo recientemente derechos, pero sigue sometido a una muy difícil conciliación laboral y familiar y que disfruta de unas pensiones de jubilación de las más bajas.
Finalmente, quedamos las 'cucarachas' que no merecemos respeto. Cualquier chaval de 28 años, ya sea juez, fiscal o incluso funcionario, se puede permitir el lujo de despreciarnos, despreciar las canas, y llegar incluso –como me sucedió a mí- cuando informe de que el covid me había hecho perder la voz y no podía celebrar un juicio se me contestó: "bien, te podías haber muerto y así trabajamos menos". A esta sin razón, nos encontramos con que somos los peores profesionales del mundo y los peor tratados, pues ni defendemos nuestros propios derechos, ni sabemos salirnos de las trampas que nosotros mismos nos hemos organizado.
Se nos obligó a no tener la protección de la seguridad social y 'militar' en la Mutualidad. Nuestro derecho a la protección sanitaria era limitada o inexistente; se pagaba, ab initio, menos que el sistema público, pero al poco se llegó a pagar lo mismo que cualquier autónomo o incluso más.
La cuota máxima de un autónomo en la seguridad social asciende a 590 euros y le concede una pensión de jubilación de 3.200 euros. Una persona que no haya cotizado nunca a la seguridad social tiene derecho a una pensión no contributiva de 560 euros aproximadamente, mientras un Mutualista pagando 500 euros disfrutará de una pensión de entre 500 y 700 euros.
Toda una vida –más de 38 años- luchando por los derechos de otros, colaborando con la Administración de Justicia, creando modelos de defensa de los que precisan acceder al Derecho Fundamental y base del Estado de Derecho cual es la Justicia, y desde ella se nos desprecia, muchas veces en lo profesional y en lo humano, Desde la sociedad se nos usa como un pañuelo de papel que está obligado a prestar sus servicios y limitar, eliminar o, en todo caso, criticar nuestros emolumentos, y llegamos a nuestro final en peores condiciones que cualquiera. Para que cuando pedimos una pasarela al RETA (llevamos años clamando), todos los partidos se acercan a nosotros, pero ninguno nos da una solución, ni se esfuerzan por nosotros, mientras que cada día hay compañeros que caen en la red de la araña y alcanza una jubilación irrisoria, cruel y ridícula, pero como es de las 'cucarachas'...
Ni a los políticos, ni a la sociedad, ni a los dirigentes de la Mutualidad se les cae la cara de vergüenza cuando, conscientes de la situación, no hacen nada, se apuntan a los discursos de la violencia, de los inmigrantes, de las guerras, que les dan foto y preeminencia, aparentando sensibilidad, pero nos desprecian como si ni siquiera mereciésemos la mirada del cayuco que se hunde.
No tenemos derechos sociales, no tenemos derecho a la conciliación a la vida familiar, nuestros hijos no merecen el mismo trato que otros obligados por la profesión de sus padres, merecemos la muerte por hacerles trabajar y cuando llega nuestro final no tenemos derechos ni a una pensión digna... En fin, si te quejas, es que todo es una broma.
Reitera en una entrevista que no convocará elecciones ni aunque el Congreso rechace el proyecto de presupuestos
La sociedad se divide en funcionarios, trabajadores, autónomos y 'cucarachas pseudo humanas'.
La organización considera que con frecuencia denominamos educación inclusiva lo que muchas veces es una exclusión encubierta.