Joaquín Reyes y Claudiano López, dos veteranos de la Policía Nacional, actuaron por instinto al presenciar la brutal agresión desde una cafetería
Los minutos de la basura
La opinión de Diego Jalón, como cada viernes, en TRIBUNA
Como dicen los crupieres en las ruletas de los casinos, "no va más". La partida de los tahúres del Mississippi se acerca a su fin. Pedro Sánchez podrá seguir en su refugio antiaéreo o en su búnker subterráneo y apurar hasta el último minuto los plazos legales para convocar elecciones. Podrá estirar el chicle y agotar los días de su mandato. Pero ya no controla ni la agenda ni el calendario de un relato arrasado por una realidad corrosiva. Esta hedionda cloaca ya no es capaz de drenar la acumulación de audios, grabaciones, contratos de sobrinas, esposas, hermanos y artimañas impúdicas de fontaneras y aforados. La mierda rebosa por los sumideros.
Aunque firme algún decreto, aunque siga con sus mítines y su equipo de asesores trate de inventar cacerías y bulos, ya todo es una escenografía vacía, un pueblo del oeste en el desierto de tabernas, una fachada que se desmorona y que nos ofrece la esperpéntica visión de un entramado corrupto de nepotismo y degradación institucional tan indecente que ya no sabe uno en qué árbol fijarse para no tener que ver el bosque. El árbol del amor de las sobrinas contratadas en empresas públicas, el sauce llorón del aforado exprés, la enredadera de Cerdán y sus fontaneras, las zarzas de los rescates de empresas de amiguetes, el árbol de la sabiduría de la cátedra de Begoña y el plátano de sombra de Conde Pumpido, entre otros matorrales y malas hierbas, han convertido el jardín de La Moncloa en una selva negra inhabitable.
Asfixiados por la maleza urticante, los fabricantes de memes de palacio ya sólo aciertan a balbucear cacerías e inquisiciones contra los progresistas, amenazar en vano con reservarse "el derecho a emprender acciones legales" o aventurar argumentos como ese de que lo de Leire "es tan cutre que el partido no puede estar detrás". Como si no fuera el PSOE el que estuvo detrás de unos GAL para los que se contrató a Amedo y Domínguez, el que organizó el secuestro de un terrorista pero raptó a un vendedor de muebles de oficinas, el que nombró director de la Guardia Civil a Roldán, el que contrató para la Faffe a la mujer de Espadas por su dominio del "wordperfe", el que puso a un portero de discoteca a conseguir rescates y mascarillas en la pandemia o el que eligió secretario general al de la urna detrás de la cortina.
¿Es posible que después de todo lo que hemos visto y de lo que estamos viendo hay quien pueda pensar que el PSOE es un partido no ya homologable con la democracia, sino incluso capaz de una mínima finura o pericia a la hora de organizar sus tejemanejes? Sólo los más cafeteros pueden ya creer que esto del sanchismo es una organización que defiende alguna idea política y no un concesionario de chiringuitos. Es una forma de ocupación del Estado. Una maquinaria clientelar que se alimenta de nuestros impuestos. De ese estado de su bienestar, esa cosa pública que dice defender, pero a la que sólo aplica sangrías con la vehemencia de un médico medieval.
Ha pasado un mes del apagón, esa "obra maestra" de la gestión según la presidenta de Red Eléctrica, ese motivo de orgullo para Sánchez porque la cosa no se convirtió en un capítulo de Walking Dead. Pero seguimos a oscuras, analizando datos y eso sí, quemando gas como alemanes, no se vaya a repetir el prodigio. Nos pide paciencia la ministra y así empezó esta semana con la que nos despedimos de mayo. Bueno en realidad empezó con la pregunta de si sería esta semana cuando la UCO entregase por fin el informe de Santos Cerdán. O en la que por primera vez en la historia de nuestra democracia un fiscal general fuera procesado. O en la que por fin Sánchez presentase esa denuncia que nos anunciaba hace quince días Bolaños por la publicación de los wasaps. Qué también sorprende que una cosa tan gravísima, como nos repetían ministros y portavoces, que un delito nada menos que contra la sagrada privacidad del presidente, pues Sánchez lo deje pasar sin más. Qué raro...
Bueno, lo cierto es que nada de eso ha ocurrido todavía, pero aún así, vaya semanita, otra más presidente. Y es que como esto es ya lo que todos sabemos, cuando no es una cosa, pues es la otra. Dicen que dimite el secretario de Estado de Seguridad, la mano derecha del pequeño Marlaska, que ya es junto con Margarita y María Jesús, el único ministro vivo de los que empezó con Sánchez. Pero no sabemos si se va o le echan, si es que está harto de tanta mugre o el que no respetaba las reglas de higiene básicas era él. Ya nos iremos enterando y hay quien dice que incluso la cabeza de Fernando pende de un hilo.
Luego lo del catalán como lengua oficial de la Unión Europea, que es urgente conseguir a ver si Puigdemont ve al fin cumplida alguna de las promesas que le hicieron en Suiza. Lo curioso de esto es que pese al gatillazo de Sánchez y de su ministro Albares en un asunto tan importante y tan europeo, la culpa resulta que es ahora de Feijóo. Le ha preguntado Rufián a Albares que si tiene alguna influencia en Europa. Y lo paradójico es que, aunque hasta ahora presumían precisamente de la inmensa influencia de Sánchez y de la irrelevancia de Feijóo, ahora le han dado la vuelta al argumento, iba a decir que como a un calcetín, pero igual es más preciso decir que como a un argumento de este gobierno sobre cualquier asunto. Y dice Albares que el rey del mambo es Feijóo, que torpedea a su antojo las iniciativas de Sánchez.
Y la guinda parecía lo del aforado "malgré lui", que una vez a salvo de la juez de primera instancia, tiene el desparpajo de contarnos que no puede renunciar al aforamiento porque es diputado, pero que está dispuesto a abrir el debate para que los diputados dejen de ser aforados. Todo muy sutil, como es propio del partido. Dice además Gallardo que él no se ha hecho diputado para aforarse, sino para que se escuche la voz del Partido Socialista en Extremadura. Una voz que al parecer no se escuchaba hasta ahora en esa región, entre tanta ópera y tanto concierto.
Pero al final la guinda la ha puesto la periodista de investigación Leire Diez, una apasionada de su profesión, que ejerce por amor al arte y para que no acabemos todos como víctimas de la UCO. Y luego un empresario, Javier Pérez Dolset, colaborador de Leire en sus investigaciones periodísticas, que dice en un audio que Pedro Sánchez y Santos Cerdán eran los jefes de la operación. Pues nada, a falta de otra cosa que hacer, como por ejemplo gobernar, ya tienen tarea en el Gobierno y en el PSOE. Otro más al que desmentir y desacreditar mientras se agotan los minutos de la basura.
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