El rey ha alertado en su discurso de Navidad del hastío y la desafección ciudadana ante la tensión del debate político
Felipe VI pide ejemplaridad, diálogo y respeto en el desempeño de los poderes públicos
El rey ha alertado en su discurso de Navidad del hastío y la desafección ciudadana ante la tensión del debate político
Felipe VI ha pedido en su discurso de Navidad ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos, y ha apelado al diálogo y a la convivencia democrática, además de advertir de que los desafíos que tienen los ciudadanos y la tensión que perciben en el debate público les provoca "hastío, desencanto y desafección".
El rey ha pronunciado esta Nochebuena su tradicional discurso, más breve que el año anterior, y que ha pronunciado de pie, en lugar de sentado como en todas las ocasiones anteriores, en el Salón de Columnas del Palacio Real, donde precisamente se firmó hace 40 años el Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas, según informa EFE.
El rey se ha referido en su discurso a la "inquietante" crisis de confianza que atraviesan las sociedades democráticas en un mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis: "Y esta realidad afecta seriamente al ánimo de los ciudadanos y a la credibilidad de las instituciones".
Felipe VI ha hablado de las "líneas rojas" que no se pueden cruzar, como el respeto en el lenguaje y de escucha de las opiniones ajenas: "Estoy hablando de especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos; también de empatía; y de la necesidad de situar la dignidad del ser humano, sobre todo de los más vulnerables, en el centro de todo discurso y de toda política".
En este sentido, ha recordado que los tiempos actuales son "ciertamente exigentes" y muchos ciudadanos sienten, ha relatado, que el aumento del coste de la vida limita sus opciones de progreso; que el acceso a la vivienda es un obstáculo para los proyectos de tantos jóvenes o que la velocidad de los avances tecnológicos genera incertidumbre laboral.
Desafíos ante los que los ciudadanos perciben que la tensión en el debate público provoca "hastío, desencanto y desafección" cuando son "realidades, todas ellas, que no se resuelven ni con retórica ni con voluntarismo", ha advertido el rey.
Pero el monarca ha recordado cómo a lo largo de los últimos 50 años España ha demostrado reiteradamente que sabe responder a los desafíos internos y externos "cuando hay voluntad, perseverancia y visión de país".
También ha llamado a todos los ciudadanos a preservar la confianza en la convivencia democrática, ya que "los extremismos, los radicalismos y populismos se nutren de esta falta de confianza, de la desinformación, de las desigualdades, del desencanto con el presente y de las dudas sobre cómo abordar el futuro", ha recordado el jefe del Estado.
"Sin mirar a nadie, sin buscar responsabilidades ajenas: ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer esa convivencia?", se ha preguntado el rey, que ha insistido en que, en democracia, "las ideas propias nunca pueden ser dogmas, ni las ajenas, amenazas; que avanzar consiste en dar pasos, con acuerdos y renuncias, pero en una misma dirección, no correr a costa de la caída del otro".
El rey ha reivindicado asimismo la Transición como un ejercicio colectivo de responsabilidad y ha apelado a la convivencia democrática, cuando se han cumplido 50 años del inicio de ese período en el que ha destacado el coraje que demostraron sus protagonistas, informa EFE.
Una Transición que surgió de la voluntad compartida de construir un futuro de libertades basado en el diálogo, ha recordado Felipe VI, que ha explicado que quienes encauzaron aquel proceso "lograron que finalmente el pueblo español en su conjunto fuera el verdadero protagonista de su futuro y asumiera plenamente su poder soberano".
Y a pesar de sus diferencias y dudas, supieron salvar sus desacuerdos, con un "coraje —el de avanzar sin garantías, pero unidos—" que es una de las "lecciones más valiosas que nos enseñaron", ha remarcado el rey, que ha indicado que el logro de ese impulso fue la Constitución.
Es la tercera ocasión en la que el Palacio Real y no el de la Zarzuela es el elegido en los años de reinado de Felipe VI para su discurso navideño, el duodécimo que pronuncia, después de que en 2015 lo hiciera desde el Salón del Trono y el pasado año, como esta noche, en el de Columnas, donde podía verse un gran árbol de Navidad y un belén.
Con traje azul marino, camisa blanca y corbata color terracota con estampado geométrico, el rey ha pronunciado de pie su discurso, un texto de 1.126 palabras, que ha durado 10 minutos y 2 segundos, incluido el himno nacional y, en la despedida del mensaje, como es habitual, ha felicitado la Navidad en las lenguas cooficiales.
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