El ciudadano, el 'perrito sin alma', comienza a sentir una asfixia insoportable por el fuego que devora las instituciones, el humo de la corrupción, el hedor a muerto y el insoportable pestazo que emana la descomposición política, y o se adoptan medidas urgentes o la desafección y el sentimiento de separación de la democracia nos llevará a cursos que nos harán llorar de populismos dictatoriales que nunca deseamos.

Franco surgió como defensor de una república democrática que había desaparecido por el intento de construir en España una República Socialista Soviética que llevó a la mitad del mundo a la hambruna, a la dictadura más asesina de la historia y a situaciones tan repugnantes, durante mucho más tiempo, que las realizadas por el fascismo germano-italiano. La decisión de Franco se dilató en el tiempo más allá de 'mientras dure la guerra' y se transformó en un totalitarismo frente al que la izquierda no ofreció oposición alguna.

Tras su muerte, España quiso construir una democracia en un Estado Social y de Derecho en el que campaba el consenso, el dialogo, el perdón y la superación del pasado, para, sin perder la memoria, ser capaces de pasar página y devolver a España a su unidad superando las dos Españas enfrentadas.

Nuevamente el PSOE quiso reescribir la historia, blanquear su pasado, aparentar una oposición al dictador que no sólo no practicó, sino que muchos de sus dirigentes formaron parte de las escuadras del sistema que hoy critican.

Los perritos sin alma cansados de que, en lugar de construir democracia y generar controles al poder, devolver la voz al pueblo, romper las castas generadas y recuperar esos primeros días de esta ya adulta democracia, intentando hacerles un lifting a las arrugas, una liposucción a las magras que se han desarrollado, acabar con las tensiones, taquicardias y aplicar acciones de salud y fortalecimiento… vieron surgir un movimiento social que denominamos 15-M que clamaba oxígeno, libertad y democracia.

Pronto los ultras comunistas de la izquierda (junto con Zapatero) se apropiaron del clamor, lo traicionaron y consiguieron polarizar la política, recuperando el enfrentamiento de las dos Españas, para intentar recuperar el pasado y cambiar el rumbo que cursó este país.

Ante la traición del PP a sus propios electores, a los que prometió recuperar la democracia, rebajar la presión fiscal, devolver la independencia judicial, construir políticas anticorrupción, etc, y no hizo nada o lo realizado fue tan timorato que no se sintió por el ciudadano, este volvió primero a comprobar que la corrupción que sufrió con el PSOE no deja de padecerla con el PP.

Surge como reacción VOX, con la intención de dar voz al pueblo, recuperar los valores que el PP había traicionado, fortalecer el sentimiento de nación y dejar en manos de los votantes la dirección y el control del político.

Nuevamente, mucho prometer hasta meterse en el poder y, una vez metido, nada de lo prometido. Los de Vox no son ultraderecha, pero a sus dirigentes les gusta serlo o, al menos, parecerlo. La persona que gusta de Vox desea a acabar con las mentiras de la ley de memoria histórica, no para hacer una nueva historia, sino para dejarla en manos de los historiadores; gusta de reducir el Estado y dar libertad al ciudadano, reduciendo los gastos políticos e innecesarios, pero cuando llegan al poder no lo cumplen…

El PP y VOX deben de coordinarse en la generación de políticas anticorrupción, de eliminación de gastos imprecisos, duplicados o inanes, defender a las víctimas pero no crear criminales, ni construir chiringuitos que no las apoyan y hacen política  de confrontación; construir modelos de prevención sanitaria, hídrica, social y frente a catástrofes de todo tipo que permitan no sólo salvar vidas y ayudar ciertamente al sufriente, sino también una clara seguridad jurídica de que nuestro Estado sabe lo que tiene que hacer y no ser un pollo sin cabeza que da de comer a los corruptos en lugar de salvar la vida de los ciudadanos.    Ya está bien de usar a los muertos como arma política, de no asumir los errores de todos y construir modelos que impidan que los hechos se repitan

El PSOE debe de dar un golpe en la mesa, parar los pies a Sánchez, que fue el que vino con el lema contra la corrupción y la bandera en manos de Ábalos, mientras se iban de putas, robaban, organizaba su mujer una cátedra en la que no podría estar ni como alumna o se quedaba con el software pagado por la universidad, mientras usaba dinero, funcionarios y locales de todos con dinero de saunas de prostitutas y chaperos; todo ello mientras destruían el sistema de división de poderes y atacan al juez, tribunal, periodista o persona que se permita señalarlos con el dedo.

El PSOE, si no quiere eliminar a Sánchez, debe de acabar con toda la ponzoña que le rodea, ponerse en manos de los Tribunales, realizar políticas anticorrupción, de libertad de la prensa, de eliminación de los francotiradores mediáticos bien pagados y limpiar las cloacas propias y ajenas…

Si no lo hacéis, tarde o temprano el ciudadano exigirá democracia, transparencia, libertad, seriedad, honradez y acabar con la corrupción. Al final, hasta los que hoy son simples hooligans de uno u otro color, con dolor y sangre os abandonaran y lucharan por una España, grande, libre y limpia, pero, sobre todo, de todos y con todos, menos los comunistas asesinos y los fascistas criminales, por ser la misma mierda con distinto color, a eliminar estén donde estén.